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El gran coloso soviético

Submarinos monstruosos, trineos de combate, un gigantesco topo submarino o incluso un cañón tan grande que no aguanta su propio retroceso... La antigua URSS, hace no mucho, llevaba a cabo una carrera tecnológica junto Estados Unidos hasta las últimas consecuencias.

T-35, el super tanque

Aquí tenemos otra obra de ingeniería soviética que sigue las pautas del cañón 2B1. En este caso se trata del T-35, conocido también como el tanque pesado, un apodo que al final marcaría el principio y el fin de su existencia.

Se trata de un desarrollo que tuvo lugar en el período previo a la Segunda Guerra Mundial, un momento de la historia donde las potencias invirtieron en toda una nueva gama de sistema de combates entre los que se encontraba un super tanque pesado.

Pocos se acabaron atreviendo a la producción de los mismos. De todos los conceptos, el que tuvo mayor viabilidad fue el T-35, basado a su vez en un diseño británico adaptado por ingenieros rusos. Su sello distintivo sería la aparición única y exclusiva de cinco torretas con las que podía disparar en todas las direcciones.

El problema, debido a su peso era excesivamente lento con una velocidad máxima de 30 km/h (muy despacio para los estándares en la guerra). Además, en el diseño final no cambian excesivamente bien los militares.

Fuente: GIZMODO