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El B-17 se convirtió en un símbolo de los EE.UU.

El Boeing B-17 Flying Fortress (en español: «Fortaleza volante») es un famoso bombardero pesado cuatrimotor de la Segunda Guerra Mundial, fabricado desde 1935 y puesto en servicio en 1937 en las Fuerzas Aéreas del Ejército de los Estados Unidos (USAAF) y la Royal Air Force (RAF) de Reino Unido.

Fue más que un avión. El B-17 se convirtió en un símbolo de los EE.UU. Una representación de su resistencia ante el enemigo. Robert Morgan, capitán de uno de estos mastodontes aéreos, los definió así: «Fue el bombardero de la Segunda Guerra Mundial. Ni los británicos, ni los rusos ni los japoneses tuvieron algo parecido». No le faltaba razón. De una gigantesca envergadura, el mencionado aparato arrojó unas 640.000 toneladas de explosivos sobre objetivos europeos, el 40% de todos los bombardeos realizados por los Estados Unidos en la región (una cifra que varía atendiendo a las fuentes).

A su vez, el estar equipado en sus últimos modelos con hasta 13 ametralladoras de calibre .50 le permitió convertirse en un auténtico búnker aéreo capaz de repeler los ataques de los cazas de la Luftwaffe. O más bien una «Fortaleza Volante», apodo por el que se hicieron conocidos durante el enfrentamiento los casi 13.000 aparatos ensamblados.