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El avion de combate mas caro, no da la talla

El caza F-35 Lightning II es el futuro de los aviones de combate occidentales: un caza polivalente cuyo desarrollo comenzó en 2001, no estará en activo hasta 2017, y cuyo desarrollo y producción han costado más de un billón de euros. Es el futuro porque no queda otra: a finales de junio, War is Boring se hacía con un informe en el que las cosas no pintaban bien: el F-35 era incapaz de ganar en un duelo a lo Top Gun a un F-16.
El problema es que el F-16 es un avión de 1978. No es el único problema del súpercaza: ha sufrido incendios en los motores y el Pentágono lo sabía desde 2007; no puede volar si el combustible se calienta demasiado; los pilotos no pueden mover bien la cabeza dentro de la cabina cuando llevan puesto el yelmo cibernético; tuvieron que quitarle un cañón... Acumula siete años de retraso.

¿Qué puede hacer el F-35?

Es un caza supersónico supuestamente indetectable. Puede volar a más de Mach 1,6 (1.930 km/h). Es menos que su antecesor F-22 Raptor (2.410 km/h), pero la variante F-35B es el único caza de despegue corto y aterrizaje vertical que puede superar la barrera del sonido (1.320 km/h). Los pilotos reciben toda la información a traves del visor del casco, incluyendo la posibilidad de "ver" a través del avión, que monta seis cámaras infrarrojas repartidas por toda su estructura. Puede equiparse con todo tipo de armas: bombas, misiles aire-aire, misiles antitanque.... Y monta un cañón en su ala izquierda que dispara balas del tamaño de tu antebrazo a esta velocidad:

Tiene un sistema de sensores que le permite dominar el espacio aéreo "a cientos de millas", una capa antirradar que le hace indetectable (si no lo cargas mucho) y, la verdad, no está concebido para ser más maniobrable que los viejos cazas. La idea es "soltar el primer golpe a cientos de millas de distancia y que el enemigo no sepa quién le ha dado, no enfrentarlo en un duelo aéreo con otro caza",

El primer escollo del F-35 surgió antes de nacer: el F-22 tenía que haber sido el caza de referencia mientras Estados Unidos y sus aliados se rascaban la cabeza para crear un avión insuperable. ¿Aliados? Ah, el segundo escollo: desde el principio, el caza del futuro formaba parte de una alianza (el programa Joint Strike Fighter) entre Estados Unidos y otros ocho países. En orden de importancia: Reino Unido, Italia, Holanda, Noruega, Turquía, Australia, Canadá y Dinamarca. Israel, Japón y Corea del Sur también se apuntaron, pero sólo como clientes finales.



Las prisas y los contratos obligaron a tomar una decisión horrible: empezar a fabricar el avión sin haber realizado antes ni un sólo vuelo de prueba del modelo "final". No lo digo yo, lo dijo Frank Kendall, el máximo responsables del programa de adquisiciones del Pentágono, en febrero de 2012

Xataka