El euskera pudo haber sido la clave de la IIGM
En el año 2002, la película «Windtalkers» sacó a la luz del gran público la actuación de los indios navajos utilizados para la transmisión de mensajes militares en los frentes del Pacífico durante la Segunda Guerra Mundial. Un programa puesto en marcha en 1942 incorporó a varios cientos de naturales de estas tribus al US Army, después de que se demostró que su idioma era ininteligible incluso para los hablantes de otros pueblos indios emparentados con ellos.
No obstante, sería la rapidez con que efectuaban su misión lo que por fin determinara a las autoridades militares norteamericanas a utilizarlos para la transmisión de mensajes. Para enviar una notificación de tres líneas, por un sistema común de codificación y descodificación se tardaba aproximadamente treinta minutos. Los navajos lo hacían en unos veinte segundos.
Como es sabido, por cada navajo había en el frente otro soldado encargado de protegerlo… o de matarlo. Cualquier cosa antes de permitir que el hombre–código cayera en manos enemigas. Sin embargo, los japoneses tuvieron en su poder a un sargento navajo, capturado durante las operaciones en Filipinas. Pero nunca se enteraron que era esa la lengua que se empleaba en las transmisiones. Tampoco les hubiera valido de mucho, pues el sargento en cuestión, capturado antes de que los navajos fueran utilizados como transmisores, desconocía la utilización codificada de esa lengua.
No fueron los navajos, sin embargo, ni los únicos ni los primeros en ser utilizados en esas funciones. En la Primera Guerra Mundial, una división americana, por su cuenta, empleo indios cherokees con el mismo fin. En 1944, se utilizó a varios transmisores comanches desde los combates de Normandía hasta el final de la guerra en la Europa Occidental. Previamente, en el norte de Africa, se utilizaron transmisores meskwaki.
Además de a los hablantes de las lenguas de los nativos americanos, se pensó en utilizar a los inmigrantes vascos en Nevada para igual misión, utilizando el euskera, llegándose incluso a efectuar algunas transmisiones de prueba. Finalmente se optó por prescindir de los pastores vascos debido a que en Japón había varias decenas de jesuitas vascos que dominaban el idioma y en Filipinas, jugadores de pelota y varios falangistas que también dominaban el euskera.
Los transmisores indios siguieron en activo tras la Segunda Guerra Mundial, siendo empleados por el Ejército en Corea y Vietnam.