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Crónicas de Maruicio, el típico jugador Airsoft: El día en el que volví a nacer

Nuestro colaborador Capca nos envía esta historia dividida en capítulos para que rememoremos lo que con más o menos exactitud fue nuestros inicios en el airsoft. Todo en clave de humor y sin animos de que nadie se lo tome demasiado en serio ¡disfrutadlo!

Nota del autor: ATENCIÓN: Antes de que saque conclusiones equivocadas, Maruicio no es nadie concreto (no soy yooooo!!!), pero a la vez Maruicio somos todos.

 

Maruicio es un tipo alegre, amigo de sus amigos, un personaje inquieto e interesado en las novedades. También tiene sus puntos oscuros, es un poco friki: le pierden los videojuegos; podría rodar el programa "Érase una vez el cuerpo humano" pero sobre el interior de su ordenador; ha llevado perilla, patillas y bigotillo en distintas etapas de su vida; le mola el heavy metal y la hora chanante; se echó novia más tarde que sus amigotes...

Además, Maruicio es el típico resabidillo del grupo de amigos. Siempre sabe un poquito más, eso es porque lee mucho y le interesan muchos temas. Pero todo en foros en Internet, su mayor aliado. Un día, navegando en busca de los últimos capítulos de Battlestar Galáctica, encontró por casualidad un video en Youtube sobre otros tipos frikis disparándose con armas, tal y como había jugado durante años en su amado Counter Strike (en el cual por cierto era un crack, que nada más empezar la partida movía un dedo y ya tenía la 5.3 la 4.9 la 3.1 y las 1.12 por si acaso). Al ver el video sintió un extraño temblor: "pero esto......... ¿¿¿lo puedo hacer yo también???"- dijo.

Maruicio estaba muy inquieto. El sueño de su vida, disparar a otra gente mientras pensaba que eran los niños que le quitaban el bocata en el colegio, lo cumplían otras personas del mundo. Investigó rápidamente en la web, se tragó videos y videos sobre Airsoft (entre ellos siempre encontramos la Op Irene...), miró precios y tiendas, preguntó en foros cómo podía jugar (si podía alquilar el material, cuanto cuesta ser francotirador... ya sabéis). Ese día le llegaron cincuenta notificaciones a su mail para confirmar su acceso al foro.

Tras varios días de frustración, de búsqueda e indagación, comentado a sus amigos frikis y mirando precios y tiendas, llegó a la conclusión de que para comprobar si eso del Airsoft mola es pillarse el fusilaco más tocho que podamos encontrar. Por eso lo primero que se pilla es una réplica china... de 70 euros. Tras el chasco inicial al verla puesta en casa, y sobre todo al comprobar que si estiras esas piezas de plástico se parten y que con esa potencia no llega ni al cuarto de enfrente, Maruicio decidió comprarse algo con más calidad.

Maruicio decidió comprarse una Cassi Ajni, y la espera fue interminable. Llamó hasta cuatro veces en dos días para confirmar que se lo habían mandado. El mensajero se encontró a Maruicio sin ducharse esperando en el portal de su casa desde hacía 45 minutos. Pero mereció la pena. Abrió su cajita con mucho cuidado y se dispuso a colocar los distintos elementos en el parqué de su casa. Por un lado la batería, por otro la bolsita de bolitas... Y ahí estaba. Le había puesto nombre antes de que le llegara. Durante cinco minutos estuvo examinándola palmo a palmo, agarrándola en todo tipo de posiciones (incluso apoyando el cañón contra el hombro y agarrándo el cargador como grip, igual en esa posición era aerodinámica), y ya pensando en abrirla para comprender cómo funciona semejante maravilla.

Tras esto, vino el hacer el payaso por casa. Hay que comprobar que el cañón no choque con los marcos de las puertas, que puedes encarar los espejos antes que su propio reflejo, que con una manta por encima y escondido en la oscuridad puedes darle un susto a su hermana mientras mea... Todo esto por supuesto con el traje de camuflaje nuevo que se compró en Decathlon, este que en revistas de caza también hay para niños.

Maruicio no podía estar más contento. Ya tenía todo lo necesario para entra en las batallas más emocionantes de su vida. Ni siquiera StarCraft le había transmitido tanto entusiasmo (y mira que era un Prottos).

Había vuelto a nacer, y le esperaba un mundo nuevo por descubrir. Ahora sólo necesitaba una cosa: amigos.


Próximamente más aventuras de Maruicio...