Hasta ahora, las armas largas se han transportado únicamente con la ayuda de una correa portafusil.

Este método hace que el operativo se encuentre en posición de realizar fuego rápidamente, lo cual provoca una apariencia muy agresiva e intimidatoria, ya que pese a ir colgada el arma de la correa, es necesario empuñarla con las manos como si se fuera a usar inmediatamente.

En algunas situaciones, esto puede no ser lo más idóneo. 

Por otro lado, portar el arma únicamente con la correa, produce ciertas limitaciones de movimiento con las manos y dificulta realizar otras acciones como combatir cuerpo a cuerpo, desenfundar y usar el arma secundaria, realizar detenciones o simplemente usar cualquier otro tipo de utensilio (dispositivos de navegación, óptica, transmisiones, etc).

Otro aspecto a tener en cuenta al portar el arma únicamente con el apoyo de la correa, es la sobrecarga que se genera en el cuello y la espalda transcurrido un tiempo en la misma posición.