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Así se las gastan en las penitenciarias rusas

La policía antidisturbios o antimotines es una unidad o grupo especializado de agentes de la fuerza policial, aunque también pueden existir similares en fuerzas militares, para controlar el accionar de multitudes y dispersar las manifestaciones no autorizadas, violentas o de cualquier índole según cada estado y decisión política.

Otra de las funciones de la policía antidisturbios es hacer cumplir las órdenes de recuperación de los edificios o zonas ocupados ilegalmente.

También pueden ser requeridos para mediar entre dos o más grupos de manifestantes con ideales opuestos y evitar que estos se hagan daño entre ellos y a personas no relacionadas, prevenir altercados en grandes eventos o protección de personalidades.

La función principal de este tipo de unidades es el mantenimiento del orden público. Controlando de esta manera diferentes actividades, como pueden ser marchas o protestas, para evitar que lleguen a perjudicar o hasta causar daño a otras personas y bienes tanto públicos como privados.

La intención es lograr mantener una situación de normalidad dentro de la vida cotidiana de una sociedad. Por este motivo es que sus funciones se centran normalmente en la prevención, el control y en caso de ser necesario, la restauración del orden.