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El soldado canadiense que libero una ciudad holandesa

El primer gran evento de esta figura legendaria ocurrió unos meses después, en la denominada como la Batalla de Scheldt, justo al sur de la frontera holandesa. Cincuenta reclutas británicos habían desaparecido, y Major partió solo para encontrarlos.

A la mañana siguiente, se encontró con un contingente esparcido fuera de una casa del pueblo, por lo que entró silenciosamente.

Dentro había un oficial alemán dormido. Mirando por la ventana, vio a más alemanes durmiendo en zanjas. Estaba claro que los británicos habían sido tomados como prisioneros en otro lado.

Apuntó con su arma al oficial, lo despertó y le dijo que reuniera a sus hombres. Había cientos de soldados, pero cuando su comandante les ordenó que se rindieran y siguieran a Major, todos obedecieron. Ese día, un único soldado consiguió traer de vuelta a 93 prisioneros de guerra, todos vivos.

El 27 de febrero de 1945, Léo se encontraba fuera de la ciudad alemana de Keppeln. Se había sacado un tanque Tiger de encima y estaba ayudando al capellán del regimiento a cargar cadáveres en un camión. Ambos se dirigieron a una mina, matando tanto al capellán como al conductor.

Major fue llevado a un hospital de campaña con un tobillo torcido, cuatro costillas rotas y la espalda destrozada en tres zonas diferentes. De nuevo, se negó a regresar a Inglaterra. Después de una semana, el hombre se fugó y encontró refugio en una familia holandesa con la que había entablado amistad.

¿Quereis saber como acaba la historia? Pues os dejamos el articulo completo en: El soldado canadiense que liberó a una ciudad holandesa de la ocupación nazi sin la ayuda de nadie (y con un solo ojo)